Nuestros órganos están juntos, pero están separados.
Los podemos controlar, pero no los podemos controlar.
Nuestros órganos son completos, pero incompletos.
Hacen bien su trabajo, pero… pueden hacerlo mejor.
Cultivar la vida es completar la labor de nuestros órganos,
mediante extender su límite. Así llegan donde no llegan.
Al favorecer su trabajo, los perfeccionamos.
Y así nos afinamos.